miércoles, 31 de agosto de 2011

Pies de Seda


Caer sobre la vida
andando ligero con pies de seda
es hacerle cosquillas a las cosas.
Cuando me hundo en la palabra,
cuando me sumerjo en la boca húmeda que dice,
cuando alcanzo aquella sombra de piedra
es cuando me pierdo,
pero también es cuando me busco
como se buscan estrellas en el mundo...
Andando con pies de seda,
dejo un velo de nostalgia en la vida de aquellos,
retienen un recuerdo en la represa de la mente,
cojonean suspiros para algún día:
bostezos para hoy,
insomnio para mañana...
Soy la simple mueca de un recuerdo,
un pagano llanto,
un escalofrío en verano,
las uñas sucias de un peregrino,
la conciencia limpia  de un algo distante e inexistente,
la huella temprana de una playa desolada,
soy la marca, la beta que quiebra la madera rota,
el silencio detrás de las palabras dichas,
el ocaso a las tres de la tarde...
No me mires así! 
También anochece en la mitad de los días,
a veces amanece a las nueve de la noche,
a veces hace oscuridad todo el día, 
es difícil andar por el mundo con pies de seda,
viajar por las sombras con la antorcha sucia de las miradas,
dejar en las voces cantos de amapolas y vientos de frías laderas,
 arrastrar pedazos de olor a menta,
dejarse besar por la tormenta.
Es difícil amanecer a las dos de la tarde
con un sol roto y descuartizado,
es difícil lo sé.
Pero es tan lindo hacerle cosquillas al tiempo,
dejar al mundo sin aliento,
desnudar a la luna su reflejo.
Es tan lindo dejarse caer cuando se camina con el viento...
Cuando los pasos son de seda, se le hace agua la tierra al silencio
y en el recuerdo inventado de los otros, 
vivo danzando en un ritmo eterno,
con pies de seda que bailan,
caen y mueren y amanecen a la una de la tarde.
  

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